Autor: Mauricio Delgado
Por qué salir a marchar
Mañana seis de marzo tendrá lugar “La marcha de las mayorías”, una protesta convocada por la oposición, en particular por el Centro democrático, movimiento político caracterizado por ser el más contrario a la ideología y gestión del actual gobierno, lo que facilita al presidente Gustavo Petro y sus huestes tachar a esta movilización como de derecha -ultraderecha, fascista y uribista-, lo cual termina por alejar a aquellas masas inconformes con el actual gobierno que no necesariamente obedecen ideológicamente a esta colectividad, lo cual de partida afecta esta oportunidad mayúscula de expresión en contra del autodenominado ´gobierno del cambio´.
Y esto puede ser lo malo de “La marcha de las mayorías”, al estar convocada por otra minoría como la propia del Pacto histórico contra quien va dirigida. Por ello, conviene comprender lo de ´las mayorías´ en toda su dimensión, no limitándola al juicioso -hay que decirlo- trabajo de oposición que desde el Centro democrático se desarrolla en la actualidad, con el apoyo de otros partidos como Cambio Radical o el Mira, así como uno que otro disidente de los partidos ´enmermelados´ -el liberal, el conservador, la U y el Verde-, una minoría legislativa que lo está dando todo por contener el ´desmadre´ en que se convirtió este gobierno, pero que en suma no representan a esas dos terceras partes de la sociedad que no comparte los ideales de Gustavo Petro y no está conforme con su mandato.
En importante aprovechar esta ´marcha de las mayorías´ no desde la óptica ideológica de la derecha contra la izquierda, sino desde el entendimiento del gobierno de Gustavo Petro, que ha sido hasta el momento -y amenaza con continuar siéndolo- un verdadero desastre que está causando graves problemas a la economía, a la seguridad y en general a la sociedad, no comprendiéndose por qué ni cómo es que hay una distorsión tan alta entre los pregones de campaña que trajeron al poder al presidente Petro con los resultados obtenidos en estos 18 meses de mandato y sus proyecciones. En consecuencia, “La marcha de las mayorías” debe asumirse como un llamado al orden para el gobierno Petro, que emana de las preocupaciones por las lesiones que está ocasionando a todo el país, en todo su espectro ideológico desde la derecha, en donde además de razones políticas se tienen alarmas ciertas de los problemas causados por gobierno, hasta la izquierda, en donde a pesar de la afinidad ideológica con el presidente no se encuentran resultados y por el contrario, ven en los escándalos, malas decisiones y creciente evidencia de corrupción un descontento mayúsculo por la traición a la confianza que en el presidente Petro depositaron.
También al centro, a aquellos ´tibios´ que por la estigmatización política no pueden expresar sus ideas, pues en esta sociedad de blanco y negro, de todo o nada, no hay espacio para quienes piensan que la izquierda no es satanás y que la derecha no es el demonio, o, mejor expuesto, que no comparten con Uribe ni con Petro. Este silenciamiento de una masa que puede ser el 30% de la población -otra minoría-, se agrava con el perfil de los ´moderados´ -para quitar el estigma de ni fríos ni calientes- que no suelen ser agresivos en sus redes sociales, ni lesivos en sus opiniones, tan solo creen que la paz es buena y entienden que en toda negociación hay concesiones a la justicia y a la verdad, a la par que entienden a los mercados como reguladores de la economía. Creen firmemente en la inversión privada como motor de desarrollo, a la vez que consideran existen unas desigualdades históricas que hay que corregir cuanto antes.
Entonces lo de mañana podría ser una oportunidad para que estas ´mayorías´, que aglutinan a la derecha opositora, a la izquierda inconforme y a los moderados silenciosos, expresen su desacuerdo con un gobierno que no ha dejado de hacer campaña, contra este gobierno que está escalando la corrupción a niveles de desfachatez que sorprenden hasta a los más ladrones, contra este gobierno retórico incapaz de ejecutar, contra este gobierno incoherente que desafía hasta sus propias creencias, contra este gobierno que no escucha y que promueve el odio como justificante de su actuar, contra este gobierno que no planea y parece solo saber improvisar, contra este gobierno que desprecia el conocimiento y premia el activismo, contra este mandatario que se eligió sobre el estado de derecho vigente y quiere gobernar al margen de la ley. Como se aprecia, aquí no hay lugar a la tesis de derecha contra izquierda, aquí lo que hay es un mal gobierno, un pésimo gobierno, que debe escuchar a las ´mayorías´ que están alarmadas por el desangre al que está conduciendo a la nación.
Sobran los argumentos puntuales para un gobierno que deja ver todo lo malo que puede afectar a un país, pero pueden resumirse en algunos tópicos, como las andanzas con visos criminales de la familia presidencial, la corrupción rampante que va desde la campaña presidencial hasta la gestión de los recursos públicos, la falta de criterio para conformar equipos en los cargos críticos de gobierno acudiendo a ´activistas´ y despreciando a los técnicos, la ausencia de dirección del presidente, de quien se sabe ni siquiera habla con su gabinete, la convicción de que dándole todo a los peores criminales ellos van a dejar de delinquir, la ruptura institucional con la que persigue al poder judicial y al de los medios de comunicación y con el ´soborno´ descarado al legislativo, el incumplimiento constante de la agenda en desprecio de sus interlocutores, que nunca saben en que anda o cuál es el problema del presidente Petro, un gobernante ausente en la realidad y activo en su cuenta de ´X´, en suma un ´activista´ que llegó al poder y no sabe cómo dirigir.
Se vuelve a comprobar que el problema del presidente no es un tema de ideología política, es un asunto de ausencia en el cargo, de falta de gobierno que ´las mayorías´ deben salir a expresar en la marcha de mañana. Al menos eso puede hacer un pueblo que está viendo al país desmoronarse en sus pilares de bienestar a pesar de no estar en vigencia ninguna de las reformas con que plantean el ´cambio´ que están intentando, siendo esto lo más preocupante, que la amenaza es mayúscula si el congreso no se antepone a aquellas intenciones peligrosas del gobierno, pues todo puede aún ser peor.
Probablemente las ´mayorías´ no salgan tan masivamente como se espera, como deberían, por que al final se sabe que este presidente está ausente, pues habita un mundo paralelo en el que él mismo se siente un líder mundial en donde todo es perfecto, lejos del desastre al que está conduciendo a la nación y no escuchará. Pero tal vez si las masas son suficientemente impactantes, al menos los partidos y sus legisladores se obliguen a entender que el verdadero cambio se dará en 2026 -cambiar al presidente por uno que gobierne- y dejen de buscar prebendas con el actual gobierno. Como ´las cartas a Santander para que las entienda Bolívar´, una macha contra el presidente Petro y su nefasto gobierno para que la entiendan los legisladores.
El contenido de esta columna representa la opinión del autor, no la posición de ASB RADIO)
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