“Ahora que soy civil, tengo temor”: Alias Marlon

Autor: Germán Rene Jimenez

 

 

   



 



 

 



 







 

 (El contenido de esta columna representa la opinión del autor, no la posición de ASB RADIO).

 

“Ahora que soy civil, tengo temor”: Alias Marlon

Las historias de guerra y paz que deja el conflicto armado interno que ha vivido Colombia y del que trata de recuperarse, son un reflejo de las hondas heridas que hay en el alma de quienes vivieron la guerra de una forma más directa, y hoy, a instancias de la Justicia Especial para la Paz, cuentan sus vivencias.

Paradójicamente, algunos de quienes un día fueron victimarios, ahora se sienten víctimas y sienten -según dicen- lo que un día provocaron.

La Sala de Reconocimiento de Verdad, determinó responsabilidades de hechos y conductas de 10 comparecientes quienes ejecutaron secuestros y graves privaciones de la libertad y otras conductas concurrentes cometidas por las Farc-Ep, calificadas como crímenes de guerra y de lesa humanidad entre 1993 y 2012, en el Departamento del Tolima, en el norte del Huila y en Quindío.

Uno de esos comparecientes fue Luis Eduardo Rayo, alias “Marlon”, como fue conocido en las filas guerrilleras de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, comandante del frente 21 de esa agrupación subversiva hasta el año 2001.

Ante la JEP, este hombre de hablar pausado, reconoció su responsabilidad por los delitos graves cometidos desde 1999 hasta 2011 en su caso, y su participación en la toma de decisiones para ejecutar secuestros financieros entre el 2001 y el 2014, tiempo en el que fue coordinador de esa célula subversiva.

“El comando estaba en una situación difícil; éramos inicialmente 1200 integrantes entre hombres y mujeres, pero para esa época solo quedábamos unos 200, debido a operaciones militares que se desarrollaron y que nos tuvieron a punto de desaparecer”, manifiesta.

Recuerda que a partir del año 2000 el secretariado de las Farc dio la orden de secuestrar con fines extorsivos a personas que tuvieran un capital de un millón de dólares, como una exigencia para la financiación de los planes que en ese momento se trazaban a seis meses o un año, pero también relata que a partir del 2008 se dio la orden de no secuestrar más personas.

A pesar de esa orden, ellos siguieron secuestrando, lo que los llevó a cometer mayores daños por el afán de conseguir dinero, al punto que no se hacía la inteligencia debida y los secuestros eran indiscriminados, dadas las necesidades de dinero para medicamentos, ropa y comida de la tropa subversiva.

“Ahora que soy civil tengo temor, fui desplazado hace dos meses y sigo siendo amenazado por el Estado Mayor, que dice que me deben capturar vivo para que entregue información, amenazan con retener a mi niño y a mi madre que es una viejecita, temo pasar por la situación que pasaron ustedes, lo único que me queda es pedir perdón” dijo el exguerrillero ante los familiares de las personas que alguna vez secuestró.

 

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