Autor: Mauricio Delgado
El maldito 19 de abril
En 1974 sucedió uno de los hechos más luctuosos de la historia colombiana, al hacer su aparición mediática el Movimiento 19 de abril -M-19-, organización subversiva que eligió esta fecha según sus fundadores como reclamo por los eventos sucedidos cuatro años antes, cuando en 1970 dicen le ´robaron´ las elecciones al general Gustavo Rojas Pinilla, quien según los primeros datos del conteo de las votaciones iba a la cabeza de los resultados por estrecho margen, pero al final obtuvo la victoria oficial el conservador Misael Pastrana Borrero, quedando el alto militar, fundador y candidato de la Alianza Nacional Popular -Anapo-, con la frustración de no llegar al poder por la vía de los votos, luego de un gobierno al que llegó por medio de un golpe militar el 14 de junio de 1953, que si bien pacífico -pues no hubo derramamiento de sangre- permitió calificar al militar como ´dictador´, carácter con el que quedó registrado en la historia.
Es importante recordar aquí, que este ´golpe´ se dio con el apoyo de los conservadores de la época, en cabeza del expresidente Mariano Ospina, opositor del también conservador presidente Laureano Gómez, quien gobernaba en convalecencia a través del presidente designado Roberto Urdaneta, siendo la apuesta mayor de este polémico político de pensamiento ´Franquista´ la instalación de una Asamblea constituyente con la que pretendía hacer de la Colombia de la mitad del siglo pasado una nación réplica de la España de Franco. En consecuencia, llegó el general Rojas Pinilla al poder con su ´golpe militar´ unas horas antes de la instalación de la asamblea que discutiría el nuevo rumbo constitucional que promovía Gómez, aprovechando el nuevo presidente la existencia de un cuerpo asambleísta elegido por voto popular convirtiéndolo en su órgano legislativo, el mismo con él se reeligió en 1954 y gobernó hasta el 10 de mayo de 1957 -por encima de los deseos del mismo Ospina, quien esperaba que el militar fuera apenas un comodín-, al ser insostenible su estadía en el poder por la escalada de violencia que a través de la ´protesta social´ en su contra destruía al país.
Entonces el reclamo insurrecto del M-19 se dio bajo el pretexto de defender unas elecciones que se presumieron ´robadas´. Una rebelión por la pérdida de las elecciones de un militar que entre otras mantuvo al país en ´estado de sitio´, que declaró ilegal al partido comunista y que usó los medios militares y de inteligencia contra cualquier asomo de comunismo, factores que precisamente fueron el argumento de la exacerbación de la violencia política y del crecimiento de las guerrillas de izquierda, todo a pesar de lo que se considera el gran legado de desarrollo del general Rojas, con hechos como llegada de la televisión, el inicio de la construcción del campus de la Universidad Nacional, la creación de Ecopetrol con el inicio de la construcción de los oleoductos, la edificación del aeropuerto El Dorado y muchas obras públicas y de modernización del país que le son reconocidas, solo siendo posible alcanzar en el corto plazo tantos y prolíferos logros cuando se ejecutan desde un gobierno que tenga todo el poder concentrado en él, un gobierno autócrata, una dictadura.
Así, sobre este pretexto de ´robo´ de las elecciones en favor de Misael Pastrana Borrero, llegó un día maldito para Colombia, aquel 19 de abril cuando luego de una ´campaña´ de expectativa en los medios de comunicación, se hizo pública la existencia de una nueva organización subversiva armada autodenominada ´Movimiento 19 de abril´, sonoramente conocida como M-19 -o ´Eme´ para los más románticos-, la cual inició una andanada de violencia armada con robos, secuestros, asesinatos, ataques guerrilleros y otras acciones criminales en contra el ´pueblo´, pues a todos quienes robaron, secuestraron, asesinaron, amenazaron o asediaron pertenecían al pueblo colombiano, así hubiere entre ellos uno u otro ´oligarca´ o extranjero, al fin y al cabo todos fueron -y somos- parte del pueblo, que todos los que dicen defender -de izquierda o derecha- lo terminan haciendo sobre la sangre y bienestar del mismo pueblo por el que se justifican.
Ya en este espacio, expusimos hace algunas semanas la doctrina con la que al parecer el presidente Petro quiere gobernar al país, la del Eme, la misma que desde los fundadores de esa guerrilla: Jaime Bateman, Iván Marino Ospina, Álvaro Fayad y Carlos Pizarro y otros de sus más connotados miembros, dentro de los que no se destacaba entonces -pero si ahora- alias ´Aureliano´, mejor conocido hoy como Gustavo Petro Urrego. El presidente Petro llegó al poder -como lo hemos planteado antes- bajo las reglas de una constitución política que se alcanzó por un acuerdo de paz del M-19 con el gobierno colombiano, con participación de los recién reincorporados a la legalidad como premio exagerado a su pasado criminal, si se tiene en cuenta que no hubo a cambio nada de justicia, verdad ni mucho menos reparación, por lo cual se permite que los sucesores de esos criminales como las congresistas Pizarro o el exalcalde Caicedo sigan pregonando a sus padres como unos héroes que lucharon por la justicia social, cuando en realidad tienen a su haber un sinnúmero de muertos, desaparecidos y víctimas que nunca fueron enfrentadas con verdad, justicia y reparación.
Y hoy, para acabar de hacer maldito el 19 de abril para los colombianos, se vive un ambiente de polémica que distrae la atención de los verdaderos problemas del país, al haber declarado día cívico en esta fecha -al menos para este año- el presidente Gustavo Petro, un medida improvisada -pues lo decretó apenas en la tarde del día anterior-, mentirosa -al haber sido propuesto como un día cívico de la paz con la naturaleza en atención de la emergencia energética que se avecina, cuando este mismo gobierno conocedor de la alerta de desabastecimiento de recursos hídricos no hizo nada para evitarlo desde que se instaló hace 20 meses-, simbólicamente perversa -por haber sido declarada en un atril en el cantón norte, guarnición del Ejército nacional en la que el M-19 ejecutó un robo de armamento que humilló el honor castrense y por elegirse como fecha la de la aparición del M-19-, ególatra -al celebrarse ese mismo día el cumpleaños del presidente Gustavo Petro- y desesperada -por considerarse una medida que busca afectar la marcha de este 21 de abril, en la que el ´pueblo´ protestará contra su desgobierno.
Un día maldito, en el que el presidente vuelve a lograr lo que ha sido su sello, el obligar a la opinión a centrar la atención en su capricho o comentario del momento, anulando los reflectores sobre las últimas decisiones de la administración de la justicia en contra de la evidente financiación ilegal y por encima de los topes de la campaña política con la que el presidente llegó al gobierno y el Pacto Histórico alcanzó muchas curules en el congreso. Nubló con su irracional decreto de día cívico la publicación de las encuestas con los buenos resultados de los alcaldes de las principales ciudades del país, quienes cumplieron sus primeros 100 días de gobierno con indicadores de favorabilidad altos y crecientes, contrario a la baja y estacionada aprobación del gobierno del cambio que apenas tiene a favor a la tercera parte de los colombianos, indicando que las mayorías con las que el presidente Petro dice gobernar son falsas, como ya se demostró en las elecciones regionales del año pasado, cuando el mandatario y su colectividad perdieron abrumadoramente.
Hoy había mucho por hacer. Miles de personas que llegaron a las oficinas públicas a trámites como los de los pasaportes -antes de que se termine por derrumbar el sistema de expedición de estos documentos por culpa del gobierno-, o a gestiones en la miope superintendencia de salud -dado el caos y crisis que este gobierno ha impreso al sistema con decisiones vengativas al haberse caído su nefasta reforma a la salud-, o los padres con sus hijos a los colegios públicos de orden nacional, así como muchas más a otras entidades que debieron obedecer la vanidosa medida presidencial del día cívico, perdieron su día y tendrán ahora que reprogramar sus diligencias con la acumulación de una jornada de trabajo que no se desarrolló. En contraste, afortunadamente la gran mayoría de los mandatarios regionales en gobernaciones y alcaldías hicieron caso omiso al decreto presidencial y el país funcionó y produjo como es debido, por que este presidente que es economista de profesión al parecer no tiene remota idea de productividad ni de los efectos económicos de las medidas públicas.
Pero como lo que se hace mal no puede salir bien, lo más probable es que esta medida absurda y perversa del presidente Petro terminará alimentando con más afluencia la marcha del 21 de abril en su contra. Pueda que aquel 19 de abril de 1960 el hogar Petro Urrego hubiera recibido una bendición con el nacimiento de su hijo Gustavo, pero si la marcha de este 21 de abril es copiosa estaría diciéndole el ´pueblo´ a esta ´bendición´ que tal vez no lo fue tanto, más bien lo contrario. Y para que esta maldición del 19 de abril no cumpla los 100 años, pues no hay país que la resista, habría que hacer al menos un ´exorcismo´, ojalá con una ´comisión de la verdad´ que reconstruya la historia criminal del M-19, para que den por fin cara a su víctimas, al menos eso, porque de justicia y reparación ya no hay nada que obtener.
El contenido de esta columna representa la opinión del autor, no la posición de ASB RA
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