Autor: Mauricio Delgado
Lo de Cristo: Una jugada audaz
Generó más debate el mensaje de apoyo a la promoción de una constituyente de ayer, por parte de Juan Fernando Cristo, que su misma nominación como ministro del interior en reemplazo del saliente Luis Fernando Velasco, de esta, la cartera más compleja y ´desagradecida´ de cualquier gabinete. Y era de esperarse, pues el tema de la constituyente, del poder del constituyente primario -como pomposamente lo expone el mandatario de los colombianos-, ha sido uno de los principales argumentos de cuestionamiento de la oposición al gobierno, desde que el presidente Petro activó esta bomba en el debate de la política nacional.
Por su puesto es entendible para los opositores al gobierno el miedo que provoca una constituyente en un escenario en el cual su principal promotor es el presidente de la República, por sus orígenes subversivos y por sus afinidades ideológicas con el régimen Chávez – Maduro, quienes sobre este mecanismo de reforma constitucional fortalecieron un poder de corte dictatorial, sobre el cual el presidente Petro no ha expresado reparo alguno, al contrario, pareciese que fuese defensor del desastre democrático, social y humanitario que vive Venezuela.
También es entendible el malestar que produce el nombre de Juan Fernando Cristo en el ala más a la derecha de la oposición, en particular en el Centro democrático, por haber sido parte del gabinete de Juan Manuel Santos y de hecho, el arquitecto político que ayudó a reencauzar el proyecto de paz del entonces presidente con las FARC, en momentos en el que los obstáculos en el congreso se apreciaban insalvables y en donde en La Habana los diálogos se estancaron, de ahí que el recién designado ministro sacó del sombrero y gestionó desde ese mismo cargo que ahora empezará a ostentar, el polémico Fast Track en el legislativo, y se sumó en la mesa de diálogos en Cuba, siendo de hecho quien también debió manejar el revés del plebiscito y por ello él fue el ´revulsivo´ -usando términos de moda en el análisis del fútbol- que salvó el partido por la paz de Santos.
Sin embargo, hay que resaltar que la jugada del presidente Petro es del todo audaz. Claro, Juan Fernando Cristo, como casi todos los políticos de trayectoria, no está exento de polémicas y antecedentes que permiten objeciones en diferentes sectores de la opinión pública, con lo cual, si no hubiera sido él, cualquier otro también hubiera generado malestar en algún bando del espectro político en Colombia. De hecho, en esta misma columna, se había propuesto a inicios del mes de agosto del año pasado el reemplazo de Velasco por Cristo, una vez el gobierno perdió la presidencia del senado en manos de Name y limitó con ello la gobernabilidad del presidente Petro.
Y es audaz, porque el presidente con ello abre las puertas al diálogo con el centro del espectro político nacional y renueva las posibilidades con sectores más a la derecha con los cuales Velasco había perdido ya cualquier oportunidad. Evidentemente este planteamiento que se propone en esta columna no es aceptable para los opositores del presidente, pero como también lo hemos planteado aquí es importante para el país que el presidente mantenga una gobernabilidad en el marco del diálogo con todos los sectores y, por supuesto, más importante aún sería que el presidente así lo entendiera y así lo gestionara, eliminando la radicalización que a la larga es la razón principal de su falta de ejecutoria, de su alejamiento con las mayorías -las de ahora- y del miedo que causa con cada posteo en ´X´ o manifestación pública.
Juan Fernando Cristo es un político de mucho recorrido y con quien la gran mayoría de congresistas tendría un diálogo fluido, pues tiene una jerarquía que le reconocen sus allegados y sus más ácidos contradictores políticos y en ese cargo se moverá como ´pez en el agua´, algo en lo que el saliente ministro Velasco no se destacaba, aunque hay que admitir que hizo su mejor esfuerzo, sobreaguando más de lo esperado. Ese reconocimiento de Cristo obliga a que el presidente deba coordinar y ´dialogar´ con él permanentemente, pues el nuevo ministro tiene aspiraciones y unos logros políticos que mantener y podría en cualquier momento estar tirando el cargo, si el presidente no lo atiende como él lo espera. Y eso el presidente seguro lo sabe.
Ahora bien, el asunto de la constituyente que ha sido el que atrajo toda la atención de la opinión pública del país, es un tema que seguro se metió con toda la intención, primero para respetar las intenciones del presidente en mecanismos para dar las transformaciones -cambios- en los que él cree y sus seguidores esperan y, probablemente, para poner los reflectores en la casa de Nariño y alejarlos de los alrededores del ´Central Hotel Panamá´, en donde se había focalizado la atención de las redes sociales por unos videos en los que presuntamente el presidente sería protagonista, en un asunto a todas luces de su esfera íntima si son ciertos. Cabe decir en este punto que lo que haga un mandatario en su vida personal es solo de su resorte, salvo que se llegue a demostrar que esto afecta sus obligaciones al frente del gobierno.
Aún así, el anuncio de trabajar por una constituyente, a través de un acuerdo nacional, en principio es una buena noticia, al estar acompañada del mensaje de llevarla por las vías constitucionales existentes, lo que aleja -de momento- la amenaza de vías de hecho, como se anunciaba por la oposición, como un golpe a través de un decreto de emergencia del presidente Petro, así que esto al final puede ser más tranquilizador que amenazante, pues si se respetan los mecanismos constitucionales, los tiempos darían para que la convocatoria la hiciera el siguiente presidente, no habiendo cabida en este punto para una reelección, como se teme podría estarse buscando.
Y a este propósito seguramente se unirán más voces, que incluyen a las de el centro y la centro derecha en principio y a la derecha más adelante. De hecho, ya Germán Vargas Lleras anunció su gusto por la constituyente -confirmando su postura de hace unos meses-, pues él sabe también que en este punto habría que ´montarse a un bus´ el cual una vez empieza a rodar obliga a estar en él, en vez de esperar ser atropellado por haberse quedado sentado en la vía. Y aquí está la jugada interesante del gobierno para jugar su segundo -y último- tiempo, pues tendrá un ministro manejando la agenda legislativa, mientras a la par estará hablando con todos los sectores sociales, políticos y económicos del país, que sí o sí se sentarán en la mesa, al ser el platillo principal de discusión uno tan apetitoso como lo es la constitución.
Pero como toda jugada audaz se generan riesgos y esto tal vez no lo han medido bien desde el gobierno. Y es que el tal cuento de la constituyente de materializarse podría estar derivando hacia cualquier lado, como lo vivió Chile en los últimos meses, con una constituyente que se fue primero a la izquierda radical y falló, para luego pendular hacia el conservadurismo, en donde también fracasó, quedando el país con la misma constituyente que pretendían cambiar y con un país cansado y dividido, en el cual Boric apenas se ha mantenido a flote, gracias a su talante menos radical que el del presidente de Colombia.
Por ello, lo que terminaría por generar la búsqueda del ´gran acuerdo nacional´ para convocar una constituyente, sería el arranque oficial de todas las campañas políticas con miras a 2026, escenario que obligaría al gobierno a ser más participativo y conciliador y mejor ejecutor de lo que ha sido hasta ahora y eso no deja de ser malo para el país, si es que el presidente entiende lo que está haciendo y se la juega por generar desarrollo en vez de incertidumbre y odio. De no hacerlo, este primer gobierno de izquierda estaría destruyendo una oportunidad a la que llegó por cansancio de las mayorías -de ese entonces, hace dos años- con los gobiernos de derecha y así facilitaría a la oposición su tránsito hacia el poder del ejecutivo nacional, que ya consiguió en las regiones en octubre pasado.
Por parte de la oposición (centro derecha, derecha y los de más a la derecha), deberán sintonizarse con el reacomodo de las fichas en el tablero, obligándose por su parte ser más creativos a la hora de construir su discurso -manteniendo el efectismo, pero agudizando los argumentos- y deberán empezar a la vez a entender que la radicalización a la derecha tampoco sería el camino, sino por el contrario el buscar un líder de centro derecha que represente los intereses de las mayorías sería la mejor opción, para sus intenciones y para el país.
Pero al final, dado el marco de complejidad de lo anteriormente expuesto, lo más probable es que la tal constituyente no se dé, pues sería una patente de corzo para el próximo gobierno, que de momento será de derecha, salvo que el gobierno reconstruya, ejecute y concilie sus promesas de cambio más hacia el centro. Pero si se da, así como en las discusiones de constituyente, al final todos se montarán, pues no deja de ser atractivo todo lo que se puede lograr en una reforma constitucional, que entraría en vigencia pasados los 37 años de la carta que hoy nos regula y que precisamente hoy cumple -curiosamente- 33, la edad de Cristo.
En suma, una jugada audaz la designación de Cristo como ministro del interior, un ´revulsivo´ también astuto y de kilates, que manejará la atención nacional en los meses siguientes y orientará las decisiones de las diferentes agrupaciones políticas, sean de gobierno o de oposición, con miras a 2026, con todos los riesgos que implica la audacia en la política. Bueno, salvo que todo esto solo sea un señuelo para centrar los reflectores en algo que distraiga la atención de los escándalos que día a día sigue sumando el actual gobierno, pues en esto si que no hay -ni va a haber- cambio..
* El contenido de esta columna representa la opinión del autor, no la posición de ASB RADIO*
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