23 de diciembre de 2024

Gobernando bajo la doctrina del ´EME´

Autor: Mauricio Delgado

Gobernando bajo la doctrina del ´EME´

El presidente Gustavo Petro mantiene una permanente presencia turbulenta en los medios, con sus discursos y publicaciones -cada nuevo más provocador que el anterior-, sea en sus muchas manifestaciones públicas o en sus muy pocas decisiones de gobierno, con una abrumadora actividad que tiene verdaderamente locos a todos en medios de comunicación y redes sociales. Claro, esto no es lo que se espera de un gobierno en donde se precisa más orden que improvisación, pero al parecer es la estrategia del mandatario, siempre presto a generar conflicto político y social con golpes de opinión, un día atacando a la justicia, otro condenando a quienes considera sus opositores mientras descalifica por ser parte de un ´golpe blando´ las investigaciones periodísticas o procesos jurídicos de sus cercanos, luego promoviendo movilizaciones sociales y al rato inmiscuyéndose en asuntos de otras naciones, dejando a su paso estelas de promesas -puertos, trenes inverosímiles, 500 mil cupos universitarios- imposibles de cumplir, pues apenas son ideas que ni siquiera están en bocetos, mientras mina a la sociedad con agravios desmesurados, propuestas irracionales o idealizaciones ilógicas, que no pasan desapercibidas.

Por ello, para entender al presidente tal vez se hace necesario viajar atrás en el tiempo y buscar en su pasado guerrillero en el M-19, en donde bajo el alias de ´Aureliano´ fue un militante de responsabilidades más ideológicas y activistas que militares, respondiendo con su taciturno carácter, ensimismamiento y extraño actuar al personaje que al parecer motivó su apodo, el coronel Aureliano Buendía, de la obra maestra de Gabo ´Cien años de soledad´. Este ´Aureliano´ -el guerrillero, no el de los pescaditos de Oro del personaje mítico de Macondo-, tuvo a su cargo mucha responsabilidad en la construcción, entendimiento y aplicación de los elementos doctrinales del grupo subversivo, que asesinó, secuestró, robó y tomó poblaciones buscando causar terror en los años de guerra irregular que tuvo contra el estado colombiano, sin que exista una evidencia -por ahora- concreta de un acto de violencia criminal en manos directas del actual presidente, más si se presume fue un ideólogo representativo, que tuvo participación directa en la construcción del proceso de paz que derivó en el cambio constitucional que hoy nos rige, que entre otras permitió el marco para que el actual presidente trasegara por diferentes cargos en el legislativo y en la administración pública, incluyendo hoy la presidencia de la República, dentro del mismo estado de derecho que al parecer hoy no se ajusta a sus deseos.

El actuar de insurrección de una guerrilla como la del M-19, indicaba según lo expone Humberto Ortega (hermano del dictador nicaragüense Daniel Ortega, con quien se levantó en armas contra su gobierno y ahora es un reconocido autor e historiador), en su obra ´Sobre la insurrección´ que la “… táctica política guerrillera se comprende como la capacidad de agudizar las divergencias políticas y sociales existentes y elevar el nivel de conciencia política y el espíritu revolucionario de las masas…”, permitiéndose desde este postulado entender lo anotado al principio de esta columna referente al empecinamiento del mandatario en crear conflicto político y social con sus expresiones y decisiones, siendo lo probable que el ´Gustavo Petro presidente´ continúe en una postura política atada a la necesidad de construir su proyecto político desde las teorías de la insurrección. Precisa en su obra el exguerrillero nicaragüense, que la “… estrategia guerrillera se orienta sobre la base de derrotar al régimen existente y crear uno nuevo…”, siendo entendible esta declaración como la que motiva el tan mentado ´cambio´ que desde su campaña propone el presidente y facilita comprender que en realidad su ´cambio´ lo que persigue es la creación de un nuevo modelo de gobierno, para lo cual habría que derrotar el existente.

En ese mismo sentido, la actual jefe del equipo negociador del gobierno con el ELN, Vera Grabe, en su ponencia ´M-19: De la Lucha armada a la renuncia de la violencia´, financiada y publicada en 2010 por la fundación española ´Manuel Giménez Abad de estudios parlamentarios y estado autonómico´, expuso que “… si en el movimiento revolucionario no logramos que cada voluntad y cada arma se indigne contra la injusticia en este país y se alce a la rebelión contra la injusticia por quien sea; si no hacemos de la revolución, de la verdad, la democracia, el respeto al hombre, a las opiniones, a los grupos sociales diferentes a nosotros, de verdad no vale la pena combatir…”, matizando este planteamiento la necesidad de alcanzar ´niveles de indignación´ que sean el motor de su visión revolucionaria, permitiendo entender desde este óptica el permanente llamado al odio de clases de actual gobierno. Este odio de clases se sintetizó en la citada ponencia de la señora Grabe al explicar el ´replanteamiento estratégico´ del M-19 -obligado al verse derrotados militarmente y entender que su aventura subversiva no les llevaría a nada- con la expresión de “… Vida a la nación, paz a las fuerzas armadas, y guerra a la oligarquía”, dejando como enemigo único de su nueva postura ´democrática´ a lo que ellos entienden como ´oligarquía´, que no es nada diferente a la clase empresarial y productiva del país, facilitando comprender el odio permanente que contra ellos emana de cada declaración el presidente y replican como religión sus fieles.

Son muchos los elementos doctrinales que podrían describir la conducta del presidente Petro, pudiéndose destacar algunos al menos para no hacer eterno este espacio, tomando por ejemplo la evolución de los objetivos político – militares desde su fundación hasta algunas de sus conferencias, que cambiaron desde la “… lucha armada hasta el abandono de la violencia…” -citando a Vera Grabe-, permitiendo ver que en su primera declaración política de enero de 1974 proponían “… instaurar el gobierno de las clases trabajadoras…”, mientras que en su quinta conferencia de febrero de 1977 planteaban desde la etapa de la “… propaganda armada…” la “… destrucción del estado oligárquico…”, así como “… la construcción de un estado de trabajadores, obreros y campesinos…”, para en la sexta conferencia de marzo de 1978 llegar a hablar de la “… aspiración nacional de una verdadera independencia, las necesidades populares por una justicia social y las luchas obreras por una patria socialista…”. Un año después en junio de 1979, en su séptima conferencia, proponían que “… esta no es una lucha socialista naturalmente, pero es una lucha democrática contra el engendro jurídico y contra todas sus manifestaciones represivas…”.

Para finalizar con estos postulados del grupo guerrillero, se podría resaltar lo expuesto en la novena conferencia de 1985, denominada en ´Congreso de la democracia´, en momentos en que perfilaban su distanciamiento con lo que ellos denominaron los ´dogmatismos del socialismo´ y se separaban políticamente del concepto de ´partido centralizado´, según lo proponía la doctrina leninista, considerándose más bien un ´movimiento de opinión´ dentro de esta dimensión, donde planteaban que “… si se quiere hablar de democracia, tienen que participar además de la presidencia, además del congreso, además de los partidos, además de los gremios de la oligarquía, los sectores populares -los organizados y los no organizados- y los sectores populares armados…”, sobrando en este punto comentario alguno de la semejanza del discurso actual del presidente Petro con las de declaraciones formales de la evolución de las tesis político – militares del M-19 de hace más de cuatro décadas.

Se entiende entonces de donde sale la repetida narrativa del presidente, sus lugares comunes, más es difícil comprender hacia donde quiere ir, al ser hoy este ´estado oligárquico´, este ´engendro jurídico´ el mismo que evolucionó desde 1991 en el cambio de la carta constitucional, ejercicio en el que el M-19 tuvo una participación mayúscula, como premio a su desmovilización, un logro superior inclusive que la que obtuvieron las FARC en el proceso de negociación con el gobierno Santos, en el que políticamente apenas tuvieron unas curules que en el futuro cercano difícilmente lograrán mantener, como si lo hizo el M-19 al punto de haber alcanzado la presidencia, dentro de un estado moderno, altamente institucional y garantista como el que más, el mismo que el M-19 incentivó construir, pero hoy no le parece ajustado al presidente Petro, que desconoce las instituciones concebidas en la carta magna y por ende el desarrollo normativo que por más de 30 años comprende la integralidad de lo que conocemos y reconocemos como el estado social de derecho, el mismo que el presidente hoy agravia y quiere destruir, según se evidencia desde sus peligrosas reformas y ataques continuos contra la institucionalidad.

El M-19 perdió en lo militar en los años 80, en el siglo pasado, pero ganó inmensamente en lo político, con la firma de los acuerdos de paz con el gobierno Barco que terminaron por el rediseño del estado con activa participación y codirección de la Asamblea Nacional Constituyente del grupo guerrillero, siendo el estado actual el mismo que ellos ayudaron a construir. Ahora, en la tercera década del siglo XXI, se alista el presente gobierno a autoinfligirse una desastrosa derrota en lo político, por encausarse el presidente al parecer en ideologías vetustas y fracasadas, que solo han dejado pobreza y hambre, como sucede en naciones otrora prósperas como Venezuela o Argentina. Todo por un presidente que no evolucionó en el tiempo, que no entendió que los mercados y la producción cambiaron radicalmente, al punto de tener en la China y en Rusia -antiguos símbolos y precursores del comunismo y socialismo y sus violencias y terror consecuentes- hoy a los representantes de lo más salvaje del capitalismo, el mismo que la izquierda colombiana y de la región dice querer destruir. Todo por unas colectividades políticas que acompañan al actual gobierno que conscientes de la irracionalidad del presidente o ignorantes de ella, se dedican a multiplicar ideologías obsoletas basadas en el odio y sin fundamentos técnicos, sin que nadie de estas agrupaciones medie para encontrar la razón y aprovechar la oportunidad histórica de demostrar que el progresismo tiene viabilidad en la sociedad.

Si se profundiza en estas razones, tal vez por ahí se encuentren las verdaderas causas que hacen errático a este gobierno, liderado por un presidente que se quedó en el tiempo y que pretende regresar al país al siglo XX.

(El contenido de esta columna representa la opinión del autor, no la posición de ASB RADIO)