23 de diciembre de 2024

2024, ¿entre la ignorancia y el miedo?

Autor: Mauricio Delgado

2024, ¿entre la ignorancia y el miedo?

Llegó el 2024, sin que hubiese mucho que contar en cuanto a lo que sería el balance de logros del gobierno en el año que acaba de terminar, un año lleno más de torpezas y de construcción de incertidumbre que de hechos exitosos de gobierno, lo que en la práctica marcará el devenir de este 2024 que empieza, al ser el pasado primer año completo de mandato del presidente Gustavo Petro en el cual se sembró lo que permitirá recoger la cosecha del actual.

Curiosamente el análisis de lo que se espera de este 2024 parte del primer acto de gobierno concreto con el que se arranca el año, específicamente con el resultado de la reunión que se dio en la mañana de hoy martes, sostenida para definir los mecanismos que permitan retornar para Barranquilla la sede de los Juegos Panamericanos de 2027, al haber cerrado el gobierno el 2023 con el incumplimiento en el giro de los recursos comprometidos con Panam Sports, para asegurar lo convenido cuando se otorgó a esta ciudad la organización de tal vez la segunda justa deportiva de corte olímpico más importante del orbe.

Así, el año que arranca empieza con el daño causado en el año que terminó, ocasionado, según declaró el presidente de la República en su rueda de prensa del medio día de hoy, por la ´ignorancia´ y el ´miedo´ de los funcionarios responsables del trámite de los recursos a que se obligó el gobierno nacional desde la era Duque, aclarando que el actual equipo de gobierno conocía y se había comprometido recientemente en plazos con la partida adeudada, incumpliendo la obligación y sin que medien razones lógicas, pues la ignorancia y el miedo no son justificantes para un gobierno serio, salvo que a ciencia y paciencia el presidente Petro nombre en su equipo a funcionarios ignorantes y su liderazgo produzca miedo.

Ya el pasado 30 de diciembre, casualmente el mismo día en que venció el plazo del pago de los juegos de marras, el presidente Gustavo Petro había advertido que ´obviamente´ en el 2023 no todo había sido positivo y al no tener mucho que celebrar en este su primer año fiscal completo de gobierno, en el cual ejecutó lo que planeó al cierre del 2022, solo atinó a decir que se había logrado llevar a un dígito la inflación y el desempleo, sin que esto sea completamente mérito de su gestión,  expuso que se había disminuido ´sustancialmente´ el hambre, sin saber a ciencia cierta la equivalencia verificable de lo que significa ese ´sustancialmente´ con el que calificó su logro, resaltó el incremento del salario mínimo, lo cual más que por gestión se dio por decisión unilateral, y habló de sus hasta ahora atolladas reformas sociales que hacen tránsito en el congreso. En suma, muy poco.

En contraste, admitió que la seguridad en Colombia cerraba el año ´no siendo la mejor´, que definitivamente la gasolina tendría que seguir subiendo, pero el ACPM no, demostrando la débil gobernabilidad que tiene el presidente, al no poder enfrentar al poderoso gremio de los transportadores, ni ser capaz de diseñar medidas para llevar a precios de mercado todos los combustibles sin afectar el costo de vida. Y al no tener más que decir, planteó que a sus enredadas reformas sociales les sumaría otras iniciativas para llevar ante el legislativo, en materia minera, de servicios públicos, de justicia y hasta se empezó a calibrar en la opinión una nueva reforma tributaria, que dicen buscará flexibilizar a las empresas y gravar más a las personas naturales. En suma, todo mal.

Este pobre balance obedeció en principio a la incapacidad del gobierno del presidente Petro en encontrar vías de consensos y acuerdos con las diferentes fuerzas políticas, sociales y económicas del país, dedicando su mandato al ´matoneo´ de las empresas, del aparato de justicia y de sus opositores, enfrascado el presidente en dedicarse a postear en su cuenta de ´X´, su lamentable plataforma de comunicaciones oficial y campo de batalla de su predilección, en donde se ha encarnizado en luchas con sus opositores, con influenciadores y con artistas que le contradicen y hasta con otros gobiernos y gobernantes, como lo hizo inexplicablemente con Nayib Bukele y con Israel, cayendo en errores históricos y ´reposteo´ de fake news, todo en medio de un lenguaje a veces indescifrable, pero comúnmente lleno de errores de todo orden.

Entre tanto su gabinete no daba pie con bola, siendo la revelación de la ´ignorancia´ y el ´miedo´ de esta mañana del presidente tal vez una explicación al desastre de su gobierno en 2023. La ignorancia que se evidencia en un gabinete en el que los médicos no son competentes para dirigir la salud, ni los deportistas para gestionar el deporte, y, claro, donde los filósofos, por filósofos que sean no tienen la competencia ni la experiencia para dirigir las altas responsabilidades públicas y menos aún si tienen miedo, sea por que la misma incompetencia no les permite administrar y gestionar y/o por el temor reverencial a un presidente que se ve ausente del manejo del estado, que incumple agendas, que retarda las decisiones y que es abiertamente impredecible.

Con esta siembra es que se podría empezar a discurrir en lo que será el 2024, que arranca con una gestión que no debió suceder, si era tan cierto que el gobierno siempre fue partidario de los juegos panamericanos de 2027 en Barranquilla, al punto de verse obligado el mismo presidente a ir a Chile a ´hincarse´ ante el poco relevante Neven Ilic, presidente de la Organización Deportiva Panamericana, en procura de buscar cambiar una decisión que con justa razón o sin ella fue autócrata según se sabe, desplegando para ello toda la artillería diplomática que asegure el beneplácito de la mayoría de las 41 naciones y/o de las 19 naciones que hacen parte de la dirección colegiada de la organización, incurriéndose en costos y desgaste administrativo que no debieron presentarse y menos si fue por ignorancia y miedo.

Pero se conseguirá el cometido. Los juegos sí se realizarán en Barranquilla en 2027, posiblemente con una reversa de la decisión del presidente de Panam Sports y si no, a voto limpio en la asamblea de la Organización, pues esta entidad nacida en 1940 también sabe hacer política y los países que se están postulando -desde sus comités olímpicos, más no desde sus gobiernos- y el mismo Ilic sacarán provecho, pues en la diplomacia se ejerce a plenitud el arte de la negociación y ya habrá forma de buscar compensar el apoyo que mayoritariamente recibirá Colombia en su propósito de recibir las justas deportivas. Y el gobierno enarbolará toda una narrativa de victoria, por supuesto, que nublará sus falencias y la humillación a la que sometió a toda Colombia.

Este será el primer (anti)logro del año. Y sobre él se continuará con la gestión en el legislativo, en el sempiterno trámite de las reformas a la salud y laboral, que no le dará margen de maniobra político para meter más reformas como las que planteó el presidente, por lo cual la estrategia del gobierno, con su ministro del interior Velasco y las carteras de más presupuesto y despliegue nacional, Transporte, TIC´s, Agricultura, Vivienda y hasta Prosperidad Social, será la de continuar ´embadurnando´ a los congresistas en el uno a uno, deslegitimando a los partidos, sumando ahora el chantaje presupuestal a los recién elegidos mandatarios locales y regionales, que se verán obligados a movilizar a sus legisladores de regiones y partidos en la concesión de apoyos a las intenciones del presidente Petro, a cambio de recursos financieros y no obstaculización de proyectos, como lo está viendo Bogotá.

Es tan poco lo actuado y tan pobres las expectativas, que este 2024 estará marcado tempranamente por la campaña presidencial de 2026, como lo entiende el mismo gobierno del presidente Petro, que en ausencia de un candidato sólido que evite el que “… llegue un gobierno de ultraderecha a borrar todo lo que se ha hecho…”, como planteó el mandatario a finales del año pasado en una alocución de agenda regional en Ibagué, permite ver a la eficiente Laura Sarabia iniciando el año repartiendo bolsas de alimentos en ciudad Bolívar en la capital del país, en primera persona, ya en campaña y posando para los reflectores que ven a esta, la ´querida´ funcionaria del presidente, hasta liderando la reunión de hoy que se citó para recuperar los juegos para Barranquilla, una función abiertamente lejana a sus responsabilidades de directora de prosperidad social, demostrándose que ella es la elegida del presidente para tratar de sucederlo.

En resumen, del 2023 poco bueno que decir y para el 2024 poco positivo que esperar. Sin embargo, aún hay espacio para cambiar y no deja de ser la presidencia en su segundo año del periodo un cargo con todo el poder para movilizar las fuerzas políticas, sociales y económicas de la nación en la búsqueda de la mejora de las condiciones de vida de los colombianos, eso sí, trabajando en el marco del respeto, de los acuerdos y consensos, sin ´embadurnes´ ni ´chantajes´, pudiendo el presidente plantear el encuentro en reformas viables y razonables, que no destruyan al país sino que lo ayuden a seguir edificándose y para eso no se necesita ideología, se necesita actuar como el estadista que hasta hoy Gustavo Petro ha demostrado no ser. En este contexto será relevante entender que esto será imposible mientras impere en el gabinete del presidente la ignorancia y el miedo, con los que hoy justificó uno de los muchos errores de su gobierno.

(El contenido de esta columna representa la opinión del autor, no la posición de ASB RADIO).